¿Sufrir?
- iglesiasanbernardo
- 17 feb 2015
- 3 Min. de lectura
Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. 2 Timoteo 2:3
Todos los seres humanos, hombres y mujeres, perseguimos un fuerte deseo que está en nuestros corazones, buscamos ser personas felices, y todo lo que hacemos en nuestra vida se mueve en pro de conseguir este objetivo, incluso decisiones tan drásticas como la de un asesinato o un suicidio. No nos gusta vivir momentos ingratos, ni mucho menos sufrir, y es lo más normal en nuestra naturaleza humana, sería raro y anormal que a una persona común y corriente le agradara el sufrimiento.
Sin embargo, la invitación que le hace el apóstol Pablo a Timoteo en el relato, es bastante franca y directa: lo llama al sufrimiento, ¡lo considera como un privilegio! “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él” Filipenses 1:29. La transformación que Cristo había hecho en el soberbio Saulo, fue tan grande y sublime, que aquel hombre alabado y enaltecido, había llegado a considerarse indigno de sufrir por esta causa.
La vida de los primeros creyentes, los mártires de Cristo, y hoy en día, los misioneros alrededor del mundo, está marcada por ese sello, el sufrimiento, hombres y mujeres que han sido quemados en la hoguera, degollados, sus familias han sido asesinadas, entre tantas otras cosas que se pueden mencionar. Lo increíble de esto, es que estas personas ejemplares lograron hallar el mayor de los goces en esos sufrimientos, el sufrir por Cristo se convirtió en un hermoso medio para estar cerca de él. En las Escrituras podemos ver una gran cantidad de hombres y mujeres que experimentaron martirio y sufrimiento. Sin embargo, su mensaje para nosotros es uno sólo: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4:4
Nuestro mayor ejemplo en esto es Cristo nuestro Señor, quien se vació de su gloria y vino a sufrir, y lo hizo con completa voluntad “el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” Hebreos 12:2b
Todos los que han sido reconciliados con Dios, aún siguen persiguiendo ese anhelo interior de ser felices, pero al ser renovadas sus mentes, su máxima felicidad es agradar a quien les salvó y estar en una íntima y hermosa relación con su Creador, no importa si tienen que padecer, o sufrir, si eso los acerca a Cristo, con gusto pagan ese precio.
Tal vez no experimentamos el sufrimiento de un misionero en la India, o en el Medio Oriente, pero como seguidores de Cristo, también se nos ha regalado el sufrir por el Evangelio, por amor de los escogidos de Dios. Vivimos en una sociedad que cada vez se aleja más de Dios, que ridiculiza el Cuerpo de Cristo, sin darse cuenta que Dios gobierna todo, absolutamente todo. Debemos actuar con justicia y rectitud, en una cultura injusta e inmoral, y yo no sé ustedes pero, para mí es una bella oportunidad de padecer, en lo más mínimo, por esta noble causa (siendo totalmente indigno de esta gloria)
Nuestro buen Dios, permita que esta breve reflexión, sea de bendición para cada uno de los que la lean. Para Dios, honra y gloria desde hoy y para siempre, Amén.
Jorge Flores Elgueta
Ministerio Juvenil
Comentarios