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Ley III - En Cristo queda abolida la maldición de la Ley, pero la obediencia permanece

  • Eleazar Arredondo Bravo
  • 29 jul 2015
  • 3 Min. de lectura

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En este tercer devocional sobre la ley, queremos dar a conocer una tercera verdad importante que nos dará descanso en nuestro caminar cristiano, y que al mismo tiempo nos desafiará por mayor santidad, esto consiste en lo siguiente: En Cristo queda abolida la maldición de la Ley, pero la obediencia permanece. Esto quiere decir que la misericordia hecha en nosotros cuando no recibimos lo debido por alguna falta cometida, nunca indica que debamos seguir cometiendo la misma falta, o que la ley que fue violada ya no deba seguir obedeciéndose.


Como antecedente debemos entender que existía maldición para aquel que no cumplía la ley de Dios: "Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas." Gálatas 3.10. Sin embargo, cuando por medio de la gracia a través de la fe en Cristo, somos regenerados y llegamos a ser llamados hijos de Dios, toda condenación y maldición que es producto del no cumplimiento completo y perfecto de la ley, queda abolida, derogada y aniquilada. Esto ocurre gracias al sacrificio de Cristo por nosotros, como dice: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)." Gálatas 3.13.


Aquí viene algo importante e interesante: Aunque la maldición queda abolida, la obediencia a la ley se mantiene. Nuestro Señor Jesucristo mismo manifiesta lo siguiente: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido." Mateo 5.17-18. Esto claramente nos invita a entender que la obediencia y reverencia hacia la ley de Dios, en ninguna manera ha sido disminuida o abolida por el sacrificio de Cristo.


Esto tiene un efecto práctico, ya que nos enseña y nos manda a vivir de tal manera que vivamos en la libertad que Cristo nos ha dado (Gálatas 5.1). Ya no hay condenación para nuestro pecado, porque hemos sido ya justificados, no por nuestras obras, sino por medio de la fe en Cristo Jesús: El Evangelio nos entrega paz. Pero al mismo tiempo debemos vivir procurando amar la ley de Dios y obedeciéndola, "De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.” Romanos 7.12: El Evangelio procura que lleguemos a la imagen de Cristo.


Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.(Romanos 8.3-8)


Si no leíste el primero y el segundo devocional de la serie Ley, pincha aquí!





 
 
 

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