Todo es de Él
- Jorge Flores Elgueta
- 31 ago 2015
- 5 Min. de lectura

Texto
De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos. Salmo 24.1-2
El Ego
El ego, según muchas fuentes y diccionarios, se define como el aprecio excesivo que una persona siente por sí misma, y la verdad, esta es una definición muy certera. Una persona egocéntrica es una persona que cree ser mejor que la otra, pues se aprecia más a sí mismo que a su prójimo. El ego va acompañado de la necedad, pues al apreciarnos tanto, nos impide que veamos nuestros errores, y nos hace ser personas torpes. No sería problema ser egocéntrico, si el aprecio por sí mismo fuese justificado, sin embargo, a la luz de la Palabra, y la comprobación de esta en nuestra vida, no nos queda otra cosa más que humillarnos y como el Apóstol decir: Pero por la gracia de Dios, soy lo que soy. El problema del ego, y a lo que quiero llegar es que, no es necesariamente el ego el problema, sino más bien, lo que produce en nuestra vida. Satanás se reveló contra Dios, por ser egocéntrico, es decir, se apreció a sí mismo de tal manera, que no vió ningún fallo en él y penso ser igual a Dios, terrible error, que le costó la eterna condenación. Esto es lo que produce el ego, y nosotros debemos tener precaución y guardarnos de esto.
Con respecto a Dios, al Dios trino, debemos tener en claro que él no es egocéntrico, pues el ego es engañoso y acompañado de la necedad, y Dios no es ningún necio. Sin embargo, la Escritura nos muestra que Dios es la persona mas centrada en sí mismo que pueda existir, lo vemos en las tres personas del Dios trino.
Dios Padre: Dios creo todas las cosas, cosas muertas y seres vivientes, con el fiel propósito de ser para él, mas adelante intentaré explicar un poco el porque de esta decisión, lo que esta claro, es que lo creado ha sido creado por Dios y para Dios.
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Romanos 14.8
Dios Hijo: En Cristo, sucede lo mismo, su pueblo, los que con su sangre redimió, han sido comprados por precio y son propiedad de él, simbólicamente la Escritura muestra que son como una esposa, aguardando la boda, y Cristo se presenta como el marido. Es obvio, que lo que se espera, es que la esposa se guarde y se conserve para su esposo.
Dios Espíritu Santo: El Espíritu Santo, se nos presenta de muchas maneras, se nos dice que nos va a guiar, nos va a consolar, nos santificará, entre otras cosas. El Apóstol Santiago nos dice que el Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente. Esto es obvio, Dios actúa como un perfecto capitalista, no invierte en cosas que no le entregarán frutos, y más aún, si el ha depositado su escencia en nosotros, demanda que nosotros seamos solo para él.
Un buen administrador
Entendiendo que nada es nuestro, y que todo lo que podamos tener, nos ha sido concedido sólo por la gracia de Dios, es que debemos asumir un rol de administrador, o de mayordomía si se le quiere llamar.
Lamentablemente, vivimos en una sociedad mediocre, en materia de estudios, casi nadie se prepara para aprender o buscar el logro de excelentes calificaciones, más bien, lo que se busca es obtener sobre un 4.0 o simplemente aprobar. Sobre el trabajo la cosa es similar, poca gente ama y disfruta su trabajo, por poner un ejemplo, creo no equivocarme al pensar que la gran mayoría de los trabajadores llega antes de la hora o justo a la hora en que comienza la jornada laboral, no porque amen el ser responsable, sino más bien, porque los pueden expulsar del trabajo. Es un problema de pensamiento y a esto quiero apuntar, quien entiende que todo lo que tiene no le pertenece, sino que le pertenece a Dios, enfocará toda su atención y su mayor dedicación en administrar bien lo que tiene.
Dios ha depositado habilidades en nosotros no simplemente para hacer algo, sino para hacer algo bien, y con su ayuda podemos lograr trabajos excelentes. Si miramos construcciones alemanas, o de suiza, países donde nació la reforma protestante, encontramos trabajos excelentes, perfectos, solo por el hecho de que ellos entendieron que nada les pertenecía sino que todo le correspondía a Dios, por lo que mostraron un especial cuidado en lo que tenían en sus manos, era de Dios, no podían hacer algo a medias.
Para su gloria
Pretendo explicar acá, de manera muy sencilla, porque Dios nos creó para él mismo. Dijimos que Dios no era egocéntrico, pues no es necio, sin embargo, dijimos que era centrado en sí mismo.
La Escritura revela, que el fin de la creación, es que glorifique a Dios, hemos sido creados para su gloria, esto a muchos les molesta y critican a Dios de egocéntrico. El problema de ellos es que no han visto la bondad de Dios, y no la han visto porque Dios no les ha sacado la venda de sus ojos. Si usted es padre, y sabe lo que es mejor para su hijo, ¿usted se lo diría? ¿Le recomendaría que busque aquello? ¡Obvio! El Señor hace lo mismo con nosotros, como sus hijos nos recomienda lo mejor, y que es lo mejor, pues él mismo, y esto no es que Dios sea egocéntrico, pues él no se aprecia en exceso, sino que simplemente se aprecia y se complace por lo que él es. No existe nada mejor que Dios, en realidad no hay nadie como Dios.
Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Isaías 45.5.
Para todo creyente, saber que ha sido creado para glorificar a Dios, lo eleva a un gozo sublime y único, es algo que nos dignifica. Por lo mismo, debemos procurar ser buenos administradores de la gracia de Dios, independiente de lo que el Señor le haya entregado para que lo administre (trabajo, estudio, responsabilidad en la iglesia, familia, entre muchas cosas) hágalo con su mayor esfuerzo, su mayor dedicacion, no se conforme con simplemente hacerlo, hágalo bien, no olvide que es de Dios.
El mundo vive por cumplir, usted y yo, no vivimos por cumplir, tenemos una dicha mayor, vivimos para honrar a Dios y disfrutar de su gloria, vivamos entonces, para Dios, valorizando lo que nos ha entregado para que le honremos.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Colosences 3.23
Permita Dios, que este y todos los demás escritos, sean de provecho espiritual para quienes los lean, para Dios, es la honra y la gloria. Amén.
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